Si hay segunda vuelta cocino yo
Le había prometido a mamá que si habia segunda vuelta yo me encargaba de la comida.
Ya ella me había invitado a La Raya, y yo me comprometía cocinar en su casa.
Y hubo segunda vuelta, entonces de la comida me encargaba yo.
Tenía unos días para pensar, sabía que el pescado a mamá le encanta, solo había que definir qué, y por supuesto como.
Me había tentado un pescado que Santi Cáceres había hecho hace unos dias, pero no me animaba a tanto, mejor ir a lo seguro.
El balotaje sería entre un atun rojo, o un salmón, me termine decidiendo por este último, y para esto utilizaría una receta que dias atras había puesto en con la panza llena.
Ahora a conseguir todo.
Breve paso por Jumbo, el pescado descartado de una, solo compre unas alcaparras españolas, y unos champiñones, luego al barrio chino, conseguí buen salmón, cebolla morada, eneldo; limones y ajo no porque tenía en casa.
Ya estaba todo, ahora a esperar el domingo.
Temprano salí a la comisaría a justificar mi no voto, pasar a buscar a Mamá a la salida de misa y llevarla a la Facultad de Derecho a votar.
Y cuando me quise acordar estaba ya en su cocina, con mi bolsa cargada de cosas, porque además de todo lo necesario para cocinar, me había traído mi cuchillo (desconfío en los de mamá), mi mandolina, y hasta mi exprimidor de limones.
Ponerme a buscar las sartenes de mamá fue todo un tema (debo regalarle algo mejor, no se si una Dartho, pero algo mejor que las porquerias que tiene).
Busque que vino tenía, no había mucho para elegir, rescaté un Nieto Extra Brut que fue al freezer, se que a mamá le gusta comer con «champagne» (no me voy a poner a explicar lo que es y lo que no), y… a empezar.
Llegó mi tía Stella, la comensal que faltaba, ya estabamos, ahora hay que empezar a preparar todo.
La receta es fácil, saltear cebolla morada picada, champiñones fileteados y ajo picado, reservar, cortar el salmón en 3 porciones, hacerlo en aceite de oliva.
Quitar el aceite de la sartén, agregar jugo de limón, alcaparras, eneldo, dejar que dos buenos cubos de manteca se «disuelvan» con el calor que tiene la sarten.
Poner una buena porción del salteado de champiñones y cebolla, sobre esto el salmón, un poco de sal maldon para terminar y la salsa de limón por encima.
A la mesa, el «champagne» ya burbujeaba en una finas copas de cristal tallado, los platos servidos, y a comer.
La promesa estaba cumplida, y de la mejor manera, la vez pasada mamá me habia malcriado a mi invitandome a comer, hoy yo malcriaba a mi mamá.
Mientras comíamos, mamá me dice «si tu abuela te viera, cocinando, comiendo con champagne», mentalmente me fui a cuando era chico, cuando ella cocinaba y yo la veía.
Se que mi abuela, debe decir que algo de lo que me enseño lo aprendí, y según opinion de mi madre… bastante bien.
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